Celebrando las Vacas

En 1995, la frase "Eat Mor Chikin" (“Coma Más Chikin”) apareció por primera vez en una cartelera publicitaria de Atlanta, Georgia. Pintada por un par de traviesas vacas, la frase arrancó una de las campañas publicitarias más reconocidas de la historia de Chick-fil-A.

En la actualidad, los bulliciosos bovinos siguen en su empeño: encuentran formas creativas de animar a los humanos a dejar las hamburguesas y escoger pollo en su lugar.

¿Quiénes son las vacas de Chick-fil-A?

Desde aquel día de 1995, las vacas han formado parte de la historia de Chick-fil-A, repartiendo picardía y diversión donde vayan. Desde carteleras publicitarias a edificios, pasando por la televisión y la radio, las Vacas no se detienen ante nada para transmitir su mensaje de autoconservación.

A lo largo de las décadas, hemos visto a estas vacas aventureras saltar en paracaídas sobre campos de fútbol, lanzarse a 90.000 pies en el espacio y participar en innumerables “moo-mentos” especiales con los clientes.

En forma de mini vacas de peluche, disfraces caseros de Halloween y como estatua de 12 metros de altura y 16.330 kilos en el estadio de béisbol de los Atlanta Braves, esta manada de Holsteins ha conquistado los corazones de los clientes como algo más que una mascota. Forman parte de la propia marca.

Caprichoso y juguetón

Cuando Truett Cathy abrió el Dwarf Grill en 1946, su corazón para la hospitalidad creó un ambiente alegre y acogedor que hoy se ha traducido en miles de restaurantes en los Estados Unidos, Puerto Rico y Canadá.

Era conocido por siempre buscar oportunidades inesperadas para elevar el ánimo y hacer reír a la gente. Cuando aparecieron las Vacas, casi 30 años después de que se abriera el primer restaurante Chick-fil-A^® en 1967, parecía que encajaban de forma natural en el trabajo de base que Truett había realizado para la marca. Con anuncios o sin ellos, tanto las Vacas como Truett comparten la misión de animar el ambiente y difundir la alegría.